domingo, 27 de abril de 2014

C. Dolores Escudero: Salmo 151


SALTERIO QUE ANUNCIASE


libro flotante


En la aurora. Así también extraños y ungidos, vivos o muertos de memoria, empiezan los navegantes: dibujando con horroroso trazo la ruta de su sueño. Se angostaran las aguas de la mar. Circular y achatado de polos. Tuyo es el primer mapa, el que importa. Deja que luego venga el cartógrafo con sextante y en líneas corrija de quien ha perdido el sueño primigenio.
Déjalo alardear su trazo firme ganado entre diluvios y sequías.
Déjalo sentir que ya no tiembla ante nada.
Déjalo tomar otro lienzo (hilo lugar en hilo) y dibujar las dos orillas, los nombres de ciudades que cree conocer, una y dos y tres veces recorridas.
Pero guarda el primer mapa, el tuyo, y no el otro que el cartógrafo mejoró creyendo que era el verdadero. En la aurora camino. Ruta. Meta y fin.
En la aurora.
Sabiduría.
En la aurora. Así también extraños y ungidos, vivos o muertos de memoria, empiezan los navegantes: dibujando con titubeante trazo la ruta de su sueño. Se evaporarán las aguas de la mar. Abrirán sus bocas contra mí. Tuyo es el primer mapa, el que importa. Deja que luego venga el cartógrafo con su ceguera y en blancos corrija de quien ha perdido el sueño primigenio, y ha recibido el sueño de la muerte.
Déjalo derramar su trazo firme ganado entre mareas y desiertos.
Déjalo sentir que ya nos consume tu ira.
Déjalo tomar otro lienzo (hilo lugar en hilo) y dibujar las dos orillas, los nombres de los ahogados bautizados en tu nombre que cree conocer.
Pero guarda el primer sueño, el tuyo, y no el otro que se derrite en las entrañas.
En la aurora camino. Ruta. Meta y fin.
De la aurora.
Sabiduría.



viernes, 25 de abril de 2014

Giuseppe UNGARETTI: El desierto y después.


Si el árabe regresa del desierto, ¡ah!, en las venas le ladran los mastines. Por eso el nómada es incurable: el desierto es un vino y una droga, enciende una ira que no se aplaca sino con sangre o lentísimos amores.

Entre tantos sentidos de muerte que su vida milenaria ha mezclado en sus venas, el egipcio ha recibido del árabe el sentido más triste: que el deseo de placer constituya una sed extrema, un sufrimiento que no se calma nada más que en la locura. Este sentido: que la locura sea como un ensanchamiento del alma, que el premio para el alma sea la liberación en el placer mortal de los sentidos.         [...]
                                                       

domingo, 20 de abril de 2014

sábado, 19 de abril de 2014

John BERGER: Páginas de la herida



En un puñado de tierra
he enterrado todos los acentos
de mi lengua materna

allí yacen
como agujas de pino
reunidas por las hormigas.

Puede que algún día el llanto
balbuciente
de otro vagabundo
las incendie
entonces caliente y consolado
oirá toda la noche
la verdad como una nana.



viernes, 18 de abril de 2014

martes, 15 de abril de 2014

Basarab NICOLESCU


La zona de transparencia corresponde a lo sagrado, es decir a aquello que no se somete a ninguna racionalización.

                                                      

lunes, 7 de abril de 2014

Réjean DUCHARME: El valle de los avasallados (Comienzo primer capítulo)


Todo me devora. Cuando tengo los ojos cerrados, es por mi vientre por lo que soy devorada, es en mi viente donde me ahogo. Cuando tengo los ojos abiertos, es a través de lo que veo por lo que soy devorada, es en el vientre de lo que veo donde me asfixio. Soy devorada por el río demasiado grande, por el cielo demasiado alto, por las flores demasiado frágiles, por las mariposas demasiado tímidas, por el rostro demasiado bello de mi madre. El rostro de mi madre es bello sin más. Si fuese feo, sería feo sin más. los rostros, bellos o feos, no sirven para nada más. Miramos un rostro, una mariposa, una flor, y eso nos transforma, después nos irrita. Si nos dejamos llevar, nos desespera. No debería haber ni rostros, ni mariposas, ni flores. Tenga los ojos abiertos o cerrados, estoy contenida en todo: de repente, ya no hay suficiente aire, el corazón me aprieta, el miedo se adueña de mí.  [...]

sábado, 5 de abril de 2014

W.H. AUDEN: La ley como el amor




La Ley, dicen los jardineros, es el sol,
la Ley es aquello
que todos los jardineros obedecen mañana, ayer, hoy.
rezongan lánguidos los abuelos impotentes;
los nietos sacan una lengua atiplada,
la Ley es la razón de la juventud.
explicándose ante una congregación impía,
la Ley es las palabras en mi piadoso libro,
la Ley es mi púlpito y mi campanario.
hablando con claridad y suma dureza,
la Ley es como ya os dije,
la Ley es como, supongo, sabéis es
la Ley, pero dejadme que os lo explique otra vez,
Sin embargo, los eruditos cumplidores de la ley escriben:
la Ley no acierta ni se equivoca,
la Ley no es más que crímenes
castigados por lugares y épocas,
la Ley es la ropa que llevan los hombres
en cualquier momento, en cualquier lugar,
la ley es Buenos Días y Buenas Noches.
otros dicen, la Ley es nuestro Estado;
otros dicen, otros dicen
la Ley ya no existe,
la Ley ha desaparecido.
muy furiosa y muy vociferante,
la Ley somos nosotros,
y siempre el débil idiota débilmente Yo.
que ellos sobre la Ley,
si yo no sé más que tú
qué deberíamos y no deberíamos hacer
salvo que todos aceptamos
de buen grado o por fuerza
que la Ley es
y que todos lo sabemos,
si por tanto pensando que es absurdo
identificar la Ley con otra palabra,
a diferencia de tantos hombres
no puedo decir que la Ley es otra vez,
no más que ellos podemos sofocar
el deseo universal de descubrir
o zafarnos de nuestra propia situación
hacia una condición indiferente.
tu vanidad y la mía
a expresar tímidamente
una tímida similitud,
alardearemos de todos modos:
como el amor, digo yo.
como el amor que no podemos imponer ni abandonar,
como el amor que a menudo lloramos,
como el amor que rara vez conservamos.
La Ley es la sabiduría de los viejos,
La Ley, dice el sacerdote con mirada piadosa,
La Ley, dice el juez con su mirada de menosprecio,
la Ley es La Ley.
Otros dicen, la Ley es nuestro Destino;
Y siempre la muchedumbre furiosa y vociferante,
Si nosotros, cariño, sabemos que no sabemos más
Aunque al menos puedo limitar


Como el amor que no sabemos dónde o por qué.

martes, 1 de abril de 2014

C. Dolores ESCUDERO: Sombra


Debimos, en aquel tiempo, haber sido conscientes de que pasados los años,
no nos perdonaríamos tanto amor.