lunes, 7 de abril de 2014

Réjean DUCHARME: El valle de los avasallados (Comienzo primer capítulo)


Todo me devora. Cuando tengo los ojos cerrados, es por mi vientre por lo que soy devorada, es en mi viente donde me ahogo. Cuando tengo los ojos abiertos, es a través de lo que veo por lo que soy devorada, es en el vientre de lo que veo donde me asfixio. Soy devorada por el río demasiado grande, por el cielo demasiado alto, por las flores demasiado frágiles, por las mariposas demasiado tímidas, por el rostro demasiado bello de mi madre. El rostro de mi madre es bello sin más. Si fuese feo, sería feo sin más. los rostros, bellos o feos, no sirven para nada más. Miramos un rostro, una mariposa, una flor, y eso nos transforma, después nos irrita. Si nos dejamos llevar, nos desespera. No debería haber ni rostros, ni mariposas, ni flores. Tenga los ojos abiertos o cerrados, estoy contenida en todo: de repente, ya no hay suficiente aire, el corazón me aprieta, el miedo se adueña de mí.  [...]